Perdimos una oportunidad con la basura
Qué lejos estuvo Oaxaca de
aquello que escribió Fray Toribio de Benavente sobre la gran Tenochtitlan:
“estaba tan limpia y barrida que era difícil tropezar con algo”.
Fue en la época del México
independiente cuando seguramente la basura comenzó a constituir un problema
debido a que, en aquel entonces, el Coronel Melchor Múzquiz, nombró una
comisión para que reglamentara el Sistema de Limpia de la Ciudad, y por primera
vez se establecieron multas de dos, cuatro y seis pesos a las personas que
arrojaran “basura, tiestos, piedras y algunas otras cosas”.
Durante los diez días que se
arrojó todo tipo de basura a las calles de la ciudad de Oaxaca, bien se podría
competir por uno de los primeros lugares en el mundo en cuanto a producción de
basura, y seguramente no haríamos un mal papel, si además se tomara en cuenta
la calidad de lo que se desperdicia.
Fueron diez días de una
estupenda oportunidad para hacer un registro de los desperdicios
que se encontraban a lo largo y ancho de las calles de la ciudad. Haber hecho
eso, hubiéramos sabido la clase de consumo que hace la sociedad oaxaqueña.
Cuando pasa el camión de la
basura se echa todo aquello que deseamos ocultar en botes y bolsas que sacamos
de la casa. El sonido de la campana es como la hora de deshacerse del
desperdicio para sentirse que otra vez estamos limpios de toda culpa. Y para no
sentir esa culpabilidad mucha gente salió a las calles a tirar sus desperdicios
caseros, sin importar dónde. Lo importante para esa gente fue sacar la basura
de sus casas. A nadie le importó la solidaridad.
Por todos lados vimos cerros y
cerros de basura. Ese fue el paisaje durante días y días en la ciudad de
Oaxaca. Fue un espectáculo demasiado grotesco.
La oportunidad que se tuvo con
la basura era estar al tanto de lo que no se logra mediante las encuestas. El
arrojar la basura sobre esos montones de basura, los pobres no pueden decir que
son menos pobres de lo que son, ni los ricos pueden decir que son menos ricos
de lo que consumen.
Las latas de cerveza y las
botellas evidencian que se toma más alcohol de lo que se dice, que se tira más
comida de lo que se cree.
A juzgar por lo que se
encontró en los tiraderos callejeros, bien podría pensarse que Oaxaca es una
entidad rica. Tan sólo el pan y la tortilla tirada podrían sumar miles de
costales de cada uno de estos productos.
Si el gobierno coordinara una
acción eficiente entre la ciudadanía para que se dejara de producir basura, y
en su lugar se promoviera de manera intensa el reciclaje de metales, papel,
vidrio, etcétera, se podrían salvar miles de hectáreas erosionadas que existen
principalmente en la zona de la mixteca.
Ante la falta de cultura de la
reutilización o el reciclado de todo lo que se genera en los hogares, urge promover
la separación del material que puede ser valorizable.
A través del reciclado se
puede promover en los hogares el fortalecimiento de la economía, y en
consecuencia, la conservación del medio ambiente. Si no estamos preparados para
el siguiente cierre del basurero, que será muy próximo, se volverán a repetir
los escenarios callejeros que acabamos de pasar.
Otra cosa que se vio durante
estos días, es que había mucha gente recolectando comida.
Esto es una muestra de que hay
personas que sufren muchas carencias. Una de estas carencias es el acceso a los
alimentos. La falta a ese derecho básico tiene que ver en gran medida con el
aumento excesivo de los precios de la comida y del empleo. Sin éste último, no
se tiene lo anterior.
Twitter: @horaciocorro
Facebook: Horacio Corro
horaciocorro@yahoo.com.mx
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