El concierto del presidente del “chupebus”
Todos sabemos
de memoria lo que va a responder cualquier político cuando se le descubren sus
negocios con dinero del pueblo: "¡Y yo qué!". Esta exclamación expone
una separación verdaderamente esquizofrénica entre la realidad y el mundo del
deber.
Todo esto viene a cuento porque el presidente municipal de Huajuapan, Luis Martínez Sánchez, ha hecho de los recursos públicos un papalote.
Cree que la
gente es tonta por ser huajuapeña. Por eso le resulta tan fácil utilizar los
recursos públicos. Desde hace días ya empezó su campaña política con recursos
del pueblo. Posiblemente, piense ir para diputado local o federal, o reelegirse
en la presidencia municipal. Sea lo que busque para las próximas elecciones,
está usando los recursos de los huajuapeños.
Salir a la
calle con un león a su lado es un mensaje subliminal donde le dice a la gente
que no se trata de Huajuapan de León, sino de Luis de León. Lo mismo hizo al ponerle
al autobús turístico "TuriLeón". Lo correcto y más propio sería
ponerle "ChupeLeón", para eso lo ocupó el día que lo inauguró.
Además, dibujar marcas de pisadas de león sobre camino al cerro del Yucunitzá,
es exactamente lo mismo. Todo lo que está haciendo el presidente, es abusar de
la confianza de los huajuapeños.
Luego, quiso
hacerse pasar como héroe al sugerirle a la empresa de Julión que le bajara el
costo a los precios del espectáculo, cuando el, personalmente, firmó el
contrato con la empresa de Julión para que éste llegara a Huajuapan. Contrato
que días después fue cancelado por la inseguridad que vive la ciudad. Gracias a
la intervención de una persona, el artista aceptó llegar a la ciudad siempre y
cuando le garantizaran la seguridad y pusiera en la mesa 8 millones de pesos para
cerrar el trato.
La pregunta es
¿de dónde sacó todo ese dinero el presidente municipal? ¿De su bolsa? ¿De las
arcas municipales?
Luis de León jamás debió
haber realizado ese baile por conflicto de intereses. Conflicto de interés es
cuando, por ejemplo, un juez tiene una relación cercana con una de las partes
en un caso.
Así fue el interés de Luis
Martínez Sánchez, presidente de Huajuapan. El solo se dio permiso de hacer un
baile sin haber sido autorizado por cabildo. El solo se dio permiso de
solicitar a la Guardia Nacional, a la policía municipal, a la policía estatal y
a algunos topiles, para que resguardarán el lugar de su negocio. Esta decisión
nunca pasó por cabildo.
A cada uno de
los regidores les cerró la boca con un boleto de entrada para ver a Julión. Con
eso vendieron su compromiso con el pueblo.
Todo lo que ha
hecho el presidente del “chupebus“, Luis Martínez, ha sido para beneficio
personal y con miras a las próximas elecciones. La petición que hizo para que
le bajaran unos pesos al concierto, seguramente pensó haber hecho una hazaña,
como si de defender al pueblo se tratara. Pero no hizo más que convertirse en
un payaso al querer tomarle el pelo a los huajuapeños. Ojalá defendiera a la
ciudadanía de los taxistas piratas, de los vendedores ambulantes, de la
delincuencia, de garantizar la prestación de servicios públicos como alumbrado
público, recolección de basura, preservación del orden, atender las demandas y
necesidades de la ciudadanía, transparentar los ingresos y egresos del
municipio, y otro sinfín de cosas.
El presidente
del “chupebus” llegó al cargo para hacer negocios y manejar a discreción los
dineros del pueblo, de otra manera, ya hubiera transparentado los recursos
públicos.
El resultado del concierto fue un fracaso. Nadie compró reservados. Los que se ocuparon fueron regalados por el presidente para que esto se quedaran callados como momias.
Pagaron su entrada alrededor de 3 mil 500 gentes. Si
multiplicamos el número de personas por 300 pesos, Luis Martínez tuvo un
ingreso de 1 millón 50 mil pesos.
Ahora, ¿quién va a pagar el resto del contrato con Julión?
Al final de cuentas no fueron 8 millones, sino poco más de 9. Sólo en gastos se
rebasó el millón de pesos. El escenario tuvo un costo de 600 mil pesos. Así que,
quién va a pagar el resto, los 7 millones 950 mil pesos.
Si el presidente buscaba simpatías, le hubiera redituado
más benéfico dejar entrar a la gente gratuitamente, y se hubiera echado a la
bolsa al pueblo. Hay que recordar que a la gente le gusta la maroma, y con eso
se da por bien servida.
De todo este evento hubo un ganador, fue el empresario
Ramón Loredo, a quien el presidente lo presume de ser su familiar. El
empresario de la cerveza Corona, sin congoja alguna, recogió sus montones de
billetes por el consumo de alcohol, y se fue a descansar. El presidente
municipal y su cuerpo edilicio, así como la gente que fue a escuchar al artista,
son los que aportaron su lana para beneficio del empresario cervecero.
Lo triste del asunto es que más adelante la ciudadanía
huajuapeña pagará, económicamente, el deschavetado antojo del presidente
patitas de León.