El fútbol de la semana pasada
Creo que el jueves o el viernes de la semana pasada hubo un
partido de fútbol entre México y Alemania, dizque muy importante. Partido casi
de vida o muerte, porque hasta en Ciudad Administrativa, los mismos
funcionarios públicos les pusieron a los trabajadores una pantalla, una lona y
unas sillitas para que pudieran disfrutar del mediocre equipo mexicano. Fíjense
nada más, en horario de trabajo pusieron a los trabajadores frente a la tele como
si se tratara de una tarea.
Días antes a ese partido de fútbol, escuché a varias personas
decir que el equipo mexicano era de lo mejor. ¡Lo que es el fanatismo!, o tal
vez, la poca cabeza que tienen los futboleros para ser dominados por las
empresas patrocinadoras que los obligan a poner sus esperanzas en nada.
El día del partido me tocó ver en un establecimiento
comercial, que la gente se arremolinaba frente a los televisores. “¿Qué
pasaría?”, me pregunté, pero con unos pasos adelante me di cuenta que se
trataba de unos hombres que se pasaban una pelota de un lado a otro.
Vaya, me dije, creí que veían algo más importante.
Me imagino, porque no vi el partido, que cuando México hacia
una jugada magistral o se acercaba a la portería del contrincante, la gente
gritaba y levantaba los brazos.
Ya rumbo la casa, después del juego, vi algunos cristales de
aparadores de establecimientos comerciales que estaban bien mantecosos por
tanta cabeza encima.
Hace rato, justo cuando estaba yo pensando qué escribir para este
día, me encontré una nota periodística que dice: “Las derrotas duelen, pero
también dejan enseñanza, y son parte del camino al éxito.” ¿Cuál éxito?, me
dije. Solo por ese encabezado me chuté toda la nota. En esa información se habla
de las derrotas en la historia de la selección mexicana, y refiere los años desde
el 2002 hasta 1993. A lo largo de todo ese periodo son puras tristezas y puras
vergüenzas. Pero en esa nota tratan de domesticar a la agente futbolera para
hacerles creer que ir de derrota en derrota es un éxito, cuando en realidad México
nunca ha ganado nada, y ni ganará nada en los próximos años, pues su curriculum
futbolero no dice nada brillante.
También me encontré unos comentarios verdaderamente
lastimosos que quienes los escribieron, lo hicieron desde el fondo del corazón
pero dan al desagüe de la mediocridad. Sólo les reproduzco dos de ellos: “Así
es el fútbol, a veces ganamos, a veces perdemos. Vamos a aprender de nuestros
errores para volver más fuertes, mejorar, y luchar duro.”
Va otro: “Se apoya cuando se gana, se apoya cuando se pierde.”
¿Qué se puede decir ante estos
comentarios?
Después de la relación de
fracasos que se hacen del futbol mexicano, todavía la gente sigue creyendo que México
tiene un equipazo de mucha calidad. Pero eso sí, muchos futboleros se sienten
indignadísimos por los comentarios que hizo un periodista argentino de nombre
Flavio Azzaro, quien dijo que el futbol mexicano es una mierda, y que los
mexicanos no “saben jugar”.
Otro de los periodistas que se
encontraba en el panel dijo que salvó “El Chavo del Ocho, no existe México”.
En parte estoy de acuerdo con
esos periodistas argentinos. Si sabemos que el fútbol mexicano no sirve para
nada, entonces, porque no mejor dedicarle el mismo esfuerzo que al fútbol, al montón
de valores mexicanos que tenemos. Eso sí vale la pena exaltar. Eso sí es un
buen alimento para nuestras vidas y no el fútbol que nunca le ha dado
distinción al país, solo vergüenzas.
Si sigues pensando que no hay
cosa mejor que el fútbol, ¡no manches!
Twitter:@horaciocorro
facebook:
Horacio corro
horaciocorro@yahoo.com.mx
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