Bronca de dos gobiernos, no de los mexicanos
La verdad, no sé si se pasó, o todo lo
que soltó el expresidente de Bolivia, Jorge Quiroga, contra López Obrador,
estuvo en su justa medida. Para algunos, cada palabra fue como anillo al dedo,
y para otros, fue como dedo al anillo, quién sabe.
Jorge Quiroga se fue contra el
Presidente Obrador. Lo tachó de “bellaco”, “padrino de los tiranos”, “cobarde”,
“matoncito”, “arrodillado”, “servil”, “abusivo”, “autoritario”, “contradictorio”,
“tirano”, “violador de convenciones de asilo”, “violador de la doctrina Estrada”,
“cobijador del narcotráfico”, “cobijador del fraude”, “sinvergüenza”, “ladrón”,
“ratero”, “cínico”, “ratoncito”.
Después de esta vergüenza
internacional, y de hacerlo quedar en ridículo, uno se dice, ¿pero qué
necesidad había de meterse en una bronca que tiene nombre y apellido? El nombre,
como todos sabemos, es Evo, y el apellido, Morales. Con este personaje empezó todo
este borlote que ha llevado al país a un megaescándalo.
En realidad no había ninguna necesidad
de involucrarse en un problema de estas proporciones con Bolivia. Se trata de
un asunto de gobierno a gobierno, eso es todo.
El Secretario de Relaciones Exteriores,
Marcelo Ebrard, reaccionaba ante las humillaciones de Tito Quiroga, al responder
en Twitter, donde asegura que los insultos son para México. Fíjense nada más lo
que dice este señor: “Ante los adjetivos e insultos a México y su presidente,
se impone la unidad nacional…” Al leer este texto, estoy seguro que la reacción
de todos fue la misma: quedarse con los ojos bien pelones y la boca abierta.
Durante todo este sexenio, todos los
integrantes del gabinete y hasta los chalanes menores, se la han pasado
dividiendo al país, y hoy, que se sienten humillados, apocados, y por lo mismo
desprotegidos, piden la solidaridad de México.
Supongo que todos nos dimos cuenta,
que los insultos fueron para el presidente mexicano López Obrador. La mayoría
de las opiniones en las redes sociales, principalmente en Twitter, aseguran que
como mexicanos no se sienten ofendidos, y es cierto, porque es un problema de
gobierno a gobierno.
Los insultos fueron para él, para López,
porque de manera unilateral, sin consultarlo con el Congreso, recibió en México
a Evo Morales. Fue una decisión unilateral.
Los analistas dicen que esto no
significa un rompimiento diplomático de manera oficial. En unos días más, todo
esto quedará olvidado. El caso es que el gobierno legítimo, legítimamente
instaurado en Bolivia, que es un gobierno por sucesión, debido a que Evo
Morales, abandonó el cargo que ostentaba. Después de eso, se vino a México y lo
recibieron con bandas de música, banderitas blancas y cohetes. En cualquier
lugar del mundo, si te ausentas de tu trabajo por más de tres días, causas baja
automática y te corren. Lo mismo le pasó a Evo: dejó de administrar su país y
causó baja.
Por eso el gobierno que está gobernando
ahorita en Bolivia, le tocó por sucesión, si no es éste, es este otro, o si no,
este otro etcétera, todo fue con base en su Constitución, por eso el gobierno
de aquel país es auténtico, legítimo. Que el gobierno de México, por ideología,
no lo quiera reconocer, esa es otra bronca.
Pero no dudo que los chairos del
presidente, convoquen a los calumniadores, fifis, corruptazos, deshonestos,
espurios, camajanes, hampones, mafiosillos, lambiscones, chayoteros, periodistas
maiceados, mirones profesionales, gacetilleros vendidos, soplones, ponzoñosos y
perversos, a que le echen la mano, a que no dejen solo al presidente.
Ya verán.
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