Vagos
Podemos decir que cada generación ha tenido sus
símbolos propios de acuerdo a las características de la época, y esos símbolos representan,
en gran medida, la vida y los conflictos de una sociedad ubicada en el tiempo.
Por ejemplo, la vagancia ha existido en diferentes
épocas, Chaplin, el personaje cinematográfico del vagabundo, es la
representación del hombre que lucha contra la naciente embriaguez del mundo
industrializado.
En México, durante los años cuarenta, surge
Cantinflas, prototipo del “peladito” mexicano que se desarrolla en los
cinturones de miseria.
En la década de los sesenta, aparece un nuevo tipo
de vagancia. El vago fue el muchacho de la melena larga, lacia o a la africana
que oía música media loca. Usaba camisetas con el signo de la paz y la bandera
de los Estados Unidos de Norteamérica. Era el joven de mirada triste y olor a
pachuli.
Después de esos vagos, aparecieron los vagos, si se
les puede llamar así, de vanguardia, solo que a estos no se les reconoce por una
vestimenta especial. A este grupo se le comienza a reconocer por sus
actividades violentas que dominan en todos los niveles políticos, culturales,
deportivos, etcétera. Esos vagos representan el inicio de la crisis moral que hoy
sufre la familia en México.
Años más tarde aparecieron muchachos caminando por
las calles sin rumbo fijo, como confundidos entre la gente. A muchos de ellos
se les veía sentados o viendo a todos lados sin producir nada.
Estos jóvenes también representan formas de vida de
nuestra propia historia en la sociedad. Era como si vivieran en otro mundo, y
todos ellos tenían mucho parecido en su manera de actuar y reaccionar a la de
una persona “normal”. Eran los tiempos de las drogas, principalmente la
mariguana.
En cualquier zona urbana hay población de
desocupados y subocupados. La desocupación envuelve la situación de vagancia.
Aunque el término vagancia lleva el signo despectivo. Se le llama “vago” al
sector de la población que no tiene recursos para vivir, aunque tiene su fuerza
de trabajo que vender pero no encuentra dónde.
Si esta misma palabra “vago” la colocamos en otras
clases sociales, a los que heredan una fortuna, por ejemplo, o a los que
heredan posiciones políticas, que tampoco trabajan en nada, y que también son
vagos, no se les llama así, sino geniales, distinguidos o simplemente señores.
Y la nueva, la última generación de vagos son los
que se han criado con el desarrollo de Internet. Estos ya no sabrían vivir sin las
redes sociales.
Estos jóvenes se han convertido en vagos de sus
celulares. Ellos ya no se molestan en ir a la biblioteca a investigar para
presentar un trabajo en clase, simplemente copian y pegan lo que encuentra en una
computadora conectada a Internet.
El colmo, es que no se preocupan en leer la
información recogida, pues se la dejan al editor de textos quien revisa la
ortografía, y el joven ni se pregunta por qué tal palabra lleva acento o se
escribe con c o con s.
Con esta tecnología de mano, tenemos una sociedad juvenil
cada vez más vaga en la lectura, en la escritura y hasta en pensamiento.
Quién sabe en cuantos años más sabremos si esta
sociedad tendrá madurez y reflexión.