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viernes, 21 de diciembre de 2018

La otra imagen de la Navidad


A la vuelta de la esquina esta la Navidad. Se nos ha dicho que esta época es un tiempo de Paz y Felicidad. Que durante estos días debe reinar la armonía entre todos. También, que es el espacio perfecto para el reencuentro y el perdón. Y sobre todo esto, está la idea que todo mundo cree: que es la época de dar para demostrarle al otro que lo queremos. 
Al caminar por las calles escuchamos los villancicos en todo lugar, lo mismo que los abrazos y las felicitaciones. Todo esto nos hace sentir que vivimos en paz. Pero… ¿de verdad es así?
Si observamos atentamente a nuestro alrededor, nos daremos cuenta que esta Navidad no es igual a otras. No se trata de los copitos de nieve, los arbolitos con luces de colores que bailan al compás de la música. No.
Si observamos el lenguaje corporal de mucha gente, o sus gestos, nos revelarán emociones negativas. Aunque también puede ser porque estamos entre mucho ruido y tensión a causa de la violencia. A esto hay que sumarle que tenemos que cumplir con lo que siempre nos han dicho: que debemos dar porque es la época de demostrar amor.
El dar es meterse a las aglomeraciones, a los sitios repletos de gente que se preocupa por comprar. En los restaurantes es lo mismo, están hasta el tope. En muchos de esos lugares se reúnen los compañeros de trabajo para la ultima cena o comida del año, lo que arroja regularmente, miles de litros de alcohol por hora.
Las calles lucen llenas de vehículos. Desplazarse por la ciudad se ha convertido en un proceso semejante a un bloqueo o a una marcha o a una calenda. Para llegar a cualquier sitio se necesita, por lo menos, de un par de horas.
Está comprobado que diciembre trae consigo más depresiones que cualquier otra época del año. Incluso, hay muchos libros, mucha literatura, que habla de la depresión de diciembre.
Los expertos en los temas psicológicos dicen que ese sentimiento viene por ciertas causas físicas, como, por ejemplo, el frío o la ausencia de sol. En esta temporada, también, es donde más se recrudece el sentimiento de soledad. Es por eso que mucha gente se refugia en los lugares donde hay más gente.
Aunque es la época más bonita del año, muchos la aprovechan para sacar su enojo, un enojo incomprensible que les nace solo por ver todo lo simbólico de la Navidad. Entre más villancicos escuche esa persona y más abrazos reciba, más ira producirá.
Supongo, es una suposición, que la ira les venga por los símbolos que no tienen significación con el tema cristiano, ya que es cuando se conmemora el nacimiento de un niño que transformó los conceptos y la existencia misma y dio lugar a la familia como unidad social.
Estas fiestas son para celebrar el nacimiento del niño Jesús, los Reyes Magos y la Huida a Egipto. La Navidad es el reforzamiento del mensaje de Cristo, no del hombre de barba blanca y traje rojo. Hasta donde sé, ese señor nunca nos ha dejado nada por escrito.
¿Tú eres de los enojados que andan por ahí? No se preocupen, guarden la calma, gocen cada momento en estos días. En serio, aunque te enojes, no vas a poder cambiar el mundo.

Twitter: @horaciocorro
Facebook: Horacio Corro


lunes, 17 de diciembre de 2018

La soberbia de Morales Niño


La clase política poderosa en México está ensoberbecida, no hay duda de eso. En estos días el discurso es polémico, encolerizado y vengativo, aunque muchos de los practicantes lo nieguen. Los juicios y señalamientos que hacen son proyectiles. 
Hoy parece que la libre expresión y de prensa va a ser dosificada. Como ejemplo está la amenaza contra la vida e integridad física hacia siete compañeros periodistas oaxaqueños.
En este nuevo sexenio, emitir una opinión diferente a lo que es Morena, casi es una ofensa contra los mexicanos, sin embargo, ellos pueden decir lo que se les antoje.
Por ejemplo, después de lo que publicó el viernes la compañera periodista María de los Ángeles Nivón en su columna Primera línea, con el título “Convierten a la 64 Legislatura en ‘arena política’ y espectáculo dancístico de fauna silvestre”, César Morales Niño, presidente de la Mesa Directiva, le envió un mensaje de tuiter a la columnista: “No conozco un manual de comportamiento de diputado, lo que si conozco es a la gente olvidada en las comunidades, en donde está hasta la madre del gobierno, es la máxima tribuna del pueblo y el pueblo así se expresa, te ofrezco una disculpa si ofendí tu sensibilidad, saludos.”
La reportera le respondió así: “yo también conozco muy bien comunidades de todas las regiones, y si algo guardan en nuestros pueblos, es la solemnidad y respeto con los que se conducen en sus asambleas, quitándose el sombrero y cuidando su lenguaje que nunca es soez. (…) Lo mismo hacen en los espacios públicos, como sus presidencias o agencias municipales! ¡Jamás se expresan con lenguaje de cantina! ¡No sé por dónde habrás caminado, pero lo que sí es seguro, no es en nuestras comunidades!!!”
El texto del diputado local, no es más que el reflejo de sus prejuicios e ignorancia de la realidad de nuestros pueblos.
Sí el diputado Morales Niño cree que en todas las comunidades se usan expresiones de cantina, quiere decir que ve a los grupos esparcidos en el territorio oaxaqueño como una minoría, y él se distingue como mestizo.
Este ignorante legislador, no sabe que la “mayoría” mestiza, también está compuesta por grupos muy diferentes entre sí, marcados por profundas distancias sociales, culturales y regionales.
Cree que utilizar un lenguaje de cantina en la cámara de diputados, es una asociación con la pobreza, con el atraso y con la ignorancia, y para estar al nivel de los que así considera, tiene que igualarse porque necesitan ayuda.
El diputado Niño, además, tiene otra visión que es abiertamente racista y que se alimenta de las concepciones anteriores. Dice no conocer “un manual de comportamiento de diputado”; con esta respuesta, manifiesta su ignorancia, pues la tribuna no es para ofender. Tal vez piense que lo que dijo no es grosería, pero por lo menos debe hacer honor a su apellido: no es moral.
Si le ofende que “la gente olvidada (…) estará hasta la Madre del gobierno”, y que el pueblo así se expresa por eso puede decir lo que sea en la máxima tribuna, en realidad no sabe que la libertad de expresión tiene como límites el sentido común, la ética y la responsabilidad. Mucho más él, porque se trata de un representante del pueblo.
Sus palabras reflejan una práctica de racismo no nada más contra los indígenas, sino contra muchos no indígenas de piel oscura, pues él, como un actor importante, según, viene a salvarlos, tal vez con su belleza, o con su inteligencia, o con el poder infinito que le otorga la diputación.
En fin, pues, se trata de otro diputado del montón que solo sirve para avergonzarnos a los oaxaqueños. ¡Discípulo de Benjamín Robles tenías que ser!


Twitter: @horaciocorro
Facebook: Horacio corro
horaciocorro@yahoo.com.mx

lunes, 10 de diciembre de 2018

Otra amenaza de muerte


A partir de que comenzaron a usarse las redes sociales, paralelamente iniciaron las descalificaciones a causa de las simpatías políticas contrarias. 
Las redes son como una capucha donde cualquiera se la puede poner para hacer todo tipo de persecución sin riesgo alguno, además de expresar cualquier descalificación u odio hacia alguien que no comulgue con la misma ideología.
Durante las campañas de Andrés Manuel López Obrador, se crearon todo tipo de estrategias para que este líder penetrara en todo lugar.
En el 2006, la estabilidad se rompió hasta en las familias. Muchas de éstas se dividieron o definitivamente se pelearon al apoyar o rechazar a López Obrador.
Los distintivos partidistas se metieron en las sobremesas y hasta en las recámaras, para romper los días donde el buen vivir era aceptado por todos. Las normas sociales y el respeto se olvidaron.
Aquella memorable frase: “… ¡al diablo con las instituciones!” se marcaron dos territorios en el país. Los que aceptaron esta frase como propia no perdían la oportunidad para linchar a través de correos electrónicos, a todo aquel crítico del señor López.
Desde entonces, con más fuerza, comenzaron los cierres carreteros, edificios públicos, y las burlas se incrementaron contra los que se oponían a ese sistema de violencia.
En el 2012, las redes sociales tuvieron su debut, y todo mundo las comenzó a usar como un juguetito nuevo. Apareció el movimiento #YoSoy132, donde se mostró el rencor, la saña, el resentimiento contra los políticos de siempre. La mayoría de los mensajes sonaban a venganza.
En el 2018, las redes sociales ya aparecen más maduras, pues cada mensaje falso, pudieron hacerlo parecer como verdadero, y hacerlo viajar a la velocidad de la luz. Es por eso que mucha gente aceptó el populismo como verdadero.
Entre más días pasan, el poder de las redes sociales va acompañado de la desaparición de las normas de convivencia.
Los menos informados, los menos leídos, los menos preparados, son los más dispuestos para incitar a la violencia y a la muerte, principalmente, cuando algún periodista toca algún tema que le permita abrir los ojos a la ciudadanía.
Es cierto que todos tenemos derecho a expresarnos con libertad, pero muchas de esas expresiones carecen de sentido común, de ética y de responsabilidad. La gente violenta, regularmente, carece de todo esto, por eso su discurso siempre es de odio y fácilmente aceptado por gran parte de la sociedad. Es cuando aparecen las groserías, y las amenazas, que no es más que muestra de una capacidad reducida para el análisis.
Para esta gente, la obscenidad, las mentadas de madre, las amenazas de cómo vas a morir, suplen la crítica argumentativa.
Sólo por decir que el señor López, es de doble ánimo, porque hoy puede decir si y mañana no, muchos creen que me he ganado un lugar en la plataforma del odio, para que remitentes con poco valor, me envíen mensajes de muerte por lo que hablo o por lo que escribo.
Todas esas palabras de odio que han puesto sobre mí persona, ojalá se queden en la labia y no lleguen a la violencia física, esa que solamente puede rastrear la autoridad correspondiente, porque mientras no haya sangre, no hay nada que perseguir.
Menciono esto para que algún lector o algún oidor lo tome en cuenta y lo registre como una mera curiosidad, pues como no tengo ninguna confianza en las autoridades después de que ninguna de mis quejas ha prosperado, ahí dejo sin borrar esas intimidaciones enviadas a mi cuenta de Facebook, para curiosidad de algunos.
Desgraciadamente no soy el único periodista que ha sufrido este acoso, somos muchos.
Hasta aquí dejo esta historia para que después nadie se diga sorprendido, por si algo sucede por allí.

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miércoles, 5 de diciembre de 2018

Reptiles cortesanos


Los que se meten a la política, seguramente saben que todo el tiempo van andar caminando sobre el filo de la navaja. Si no son por los grupos políticos contrarios, será por los peligros del enloquecimiento, la desmesura, la confusión con la realidad a favor de la ambición personal para satisfacer principalmente a sus bolsillos. 
Muchas veces, dentro de su carrera hacia la gloria, conocen la embriaguez total, o lo que es lo mismo, la enfermedad del poder. Al conocer sus fuerzas, saben todo lo que pueden lograr, y entonces exigen el “culto a la personalidad”.
La vanidad siempre estará en primer lugar. Vive del aplauso y es incapaz de controlar su estado anímico si alguien le refuta sus ideas, sus órdenes y hasta sus gustos. Da por hecho que todo mundo conoce sus aficiones, sus platillos favoritos, y jamás se dan cuenta de las palabras lambiscona que le endulzan el oído. Cree que todo lo que le dicen es verdaderamente salido del corazón.
A partir de que este personaje llega al poder, las calles, las plazas, los mercados, las escuelas, y hasta sitios de taxis, los bautizan con el nombre del poderoso.
Nunca falta el que lo halaga con canciones, corridos y poesías. Su nombre es repetido en todas partes y a todas horas, desde donde se le consagra sus aparentes aciertos.
Durante estos días hemos visto por diversos medios, una imagen preocupante. Los vanidosos desplantes han estado presentes en donde, tal vez, aisladamente, se habían presentado. Se perdió aquella actitud simple de decoro y sencillez. Quienes están para servir a la nación, hoy simplemente, y lo han gritado, que están para servir a Obrador, porque eso, para ellos, es un honor.
La patria quedó en término final. A la mayoría del Congreso federal, así como el local de Oaxaca, a quienes se les eligió para servir al pueblo, y no a un hombre, parece que no lo entienden.
Posiblemente consigan halagar al Presidente en turno, pero eso no es más que una desfachatada y lambiscona actitud de los legisladores que siempre van a estar dispuestos a ponerse de tapete para aceptar cualquier disposición del Gobernante de la nación, mas no del pueblo.
Según algunos historiadores, cuando llegó Benito Juárez a la Ciudad de México para terminar la restauración republicana, ya tenía muchísimo cartel, y quien lo recibió fue el general Porfirio Díaz, pero Juárez, hizo como que no lo reconoció para no invitarlo en su marcha rumbo al Palacio Nacional.
A partir de ese momento murió el general Porfirio Díaz y nació Don Porfirio.
Son muchos lambiscones que, sin vergüenza ni reparo alguno, continuarán haciendo esta chamba, pero lo grave es que Obrador se deje adular sin observación ni reparo algunos.
El culto a la personalidad, en este caso, comenzó en las cámaras, pero eso no es grave, sino gravísimo para el país.
Seguramente el comportamiento de esta especie de reptiles cortesanos, se deba a que se sienten tan inmerecidos en el cargo que, por lo mismo, reconocen su falta de capacidad, y de alguna manera tienen que agradecerle.

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lunes, 3 de diciembre de 2018

El fin de EPN y el inicio de AMLO


“Crearé un distractor mediático”, así decía López Obrador, cada que sus bonos caían un poco, y efectivamente, volvía a resurgir su imagen al tamaño que él quería. 

Con esa costumbre de modificar a su antojo hasta el lenguaje, consiguió lo que él ambicionaba: la presidencia de la república.
Cambió también aquella tradición que cada seis años realizaba el presidente electo: desaparecer del país para no opacar la figura presidencial. Él hizo lo contrario, recorrió el país para agradecer a sus electores. Con eso, invirtió la agenda tradicional y armó una autoridad electoral ficticia para ejecutar sus reformas y consultas.
Durante cinco meses hizo desaparecer la figura presidencial y la de todo su gabinete.
La vida política desapareció de Los Pinos, y se comenzó a desarrollar en la calle Chihuahua, de la colonia Roma, en la CDMX. Además, a esa casa llegaron cientos de currículums en busca de trabajo.
Mientras tanto, el gobierno de Enrique Peña Nieto, prácticamente perdió el encanto que hace seis años había iniciado como en los tradicionales cuentos de príncipes y princesas.
Las brillantes fotografías de entonces, hoy lucían tristes, opacas, pues ya no estaban las celebridades del cine y la televisión. Hace seis años todo era frivolidad porque había un representante de México al estilo de revista, a quien poco le interesó ver por los 123 millones de personas que conforman este país.
Ningún otro Presidente en la historia de México, se había ido con un nivel tan alto de desaprobación.
La violencia siempre estuvo presente durante su gobierno: más de 35 mil desaparecidos y cientos y cientos de fosas clandestinas encontradas a lo largo y ancho del país.
Fueron más de 40 periodistas asesinados en el ejercicio de su labor.
Nadie olvidará el escape de Joaquín Guzmán, “El Chapo, de una celda de “alta seguridad”.
Durante estos seis años, se descubrió el mayor número de gobernadores priistas por corrupción, desvío de recursos públicos, e integrantes de la delincuencia organizada.
El tema de “la casa blanca”, fue una exhibición de la vida familiar del presidente que se acabó de ir. Fue la peor burla para el pueblo de México.
Como nunca, los feminicidios aumentaron a más del cien por ciento, según datos de las fiscalías de distintos estados. Siete mujeres asesinadas al día, en promedio.
Aunque se haya ido Peña Nieto, no se olvidarán los casos de Ayotzinapa, Tlatlaya y Nochixtlán.
Si López Obrador no considera los errores cometidos por Peña Nieto, elegirá a las personas equivocadas, como ya lo demostró con muchos de los integrantes de la Cámara de Diputados y de Senadores.
Lo que más perturba, es que el nuevo presidente ignore la Reforma Educativa. Ni modo. Pudo haber puesto en otro nivel a millones de estudiantes y maestros que fueron presa de líderes corruptos, mismos que quieren hacer de este país una isla de ignorantes.
Así termina un sexenio e inicia otro. Peña se fue con un desprecio histórico, además, buleado en San Lázaro, por el nuevo presidente de México.

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