Lo que es la ignorancia con la basura
La basura en
Huajuapan de León, es un tema grave que por puro descuido de la autoridad
municipal, se dejó crecer, y ahora no encuentran la forma de resolverlo. Es
probable que el gobierno del estado tenga que meter las manos en este tema ante
la irresponsabilidad municipal.
Desde el año
pasado, el presidente municipal Martín Aguirre, ya conocía el problema que se
venía encima, aun así, prefirió ignorar la urgencia, y tratar de dejar el
asunto a la siguiente administración.
En su primer
informe de gobierno, el 15 diciembre del año pasado, los habitantes de la
colonia los Volcanes, se manifestaron allí con pancartas en contra de su
administración. Ante el escándalo, el presidente firmó una minuta donde se
comprometió con los habitantes de esa colonia, a terminar la celda de
confinamiento para depositar allí la basura. Limpiar la barranca que colinda
con la colonia, pues por los escurrimientos de la misma, se contaminó el pozo
de agua que ocupan para abastecerse. Y por último, quedó de darles cemento para
una cancha deportiva.
De estos 3
puntos, ninguno cumplió.
A tres meses de
que finalice la actual administración, no hay un solo responsable de este
problema. Lo que quiere decir que tampoco hay autoridad en Huajuapan. El
presidente culpa a los directores de este problema, cuando él es el único garante
de su gente y de todo lo que sucede en el ayuntamiento, pero como nunca le ha interesado
el municipio, está dispuesto a que se lo
lleve esa señora cuando anda de malas.
Hay que decir
que la colonia Volcanes no es una colonia, sino un asentamiento irregular que
colinda con los terrenos del Citreso. Los terrenos de la Volcanes están
intestados, pero alguien comenzó a fraccionar y a venderlos a muy bajo costo.
Así es cómo nace este asentamiento.
En el periodo
de gobierno de Marta García Manzanares, se le permuta a Vicente Leyva —administrador de esos terrenos—, para que ceda
una parte y se construya el Citreso. Así que quien edificó el Centro de
reciclaje y residuos sólidos (Citreso), fue Marta García, pero no lo echa a
andar dentro de su etapa administrativa. El tiradero de basura seguía siendo la
barranca de San Miguel.
El período
siguiente, el de Francisco Círigo Villagómez, no se interesa por el Citreso,
sólo hace una celda de confinamiento, misma que queda abandonada.
En el siguiente
trienio, el de Luis Guadalupe Martínez Ramírez, se echa a andar por primera vez
el Centro de reciclaje. Así que se comienza a separar la basura: lo que se
puede reciclar, y a lo que no, le dan un destino final, a lo que le llaman los
recicladores de Huajuapan: "firso" (Esta palabra la busqué por todos
lados y no existe). El "firso", como ellos la entienden, es la basura
basura, lo que ya no sirve para nada, lo que tampoco se puede reciclar.
Antes de que se
echara a andar el Citreso, el Ayuntamiento decide cerrar el tiradero de San
Miguel. Esta decisión se toma a 6 meses del gobierno de Luis Guadalupe.
Para entonces,
el ayuntamiento municipal ya tenía dos multas que le habían hecho a la anterior
administración, la de Francisco Cirigo. Una era del Instituto estatal de
ecología, y otra de Conagua. La de Conagua era por 4 millones, y la de Ecología,
cerca de 1 millón de pesos. Las sancionas eran por el tiradero de San Miguel,
que estaba a cielo abierto.
Este lugar fue
creado en la primera administración de Luis de Guadalupe, y tenía una
proyección de vida de siete años. Por desgracia, las autoridades siguientes lo
estuvieron alimentando de desechos durante casi 20 años. Fue un sitio que
contaminó muchísimo, y ningún huajuapeño protestó por eso.
Cuando se abre
el Citreso, los pepenadores que se encontraban en la barranca de San Miguel, se
convierten en recicladores, así que dejan de pepenar y comienzan a reciclar productos
que les beneficia económicamente.
Lo que no sabe
el Presidente municipal Martín Aguirre, ni la Regidora de ecología Janet
Italivi Salazar López, ni el director del Citreso Héctor Martiniano Cortés, es
que ese lugar, es un Centro de tratamiento de residuos sólidos. Lo que quiere
decir, que es un lugar donde se va a tratar la basura, no se va a enterrar,
como equivocadamente lo están haciendo.
Las celdas de
confinamiento son unos hoyos cubiertos con una geomembrana, que es como
plástico, que crea una barrera para contener sustancias o materiales,
particularmente líquidos y vapores que se pueden filtrar a la tierra y poner en
riesgo el medio ambiente.
Estas celdas,
no son para echar todo tipo de basura, son, exclusivamente, para la basura
basura, esa que se descompone en corto tiempo. A cada capa de basura o de
"firso", se echa le una capa de tierra, y desde el fondo de los
mismos hoyos se ponen unos tubos a manera de chimeneas para que por las noches se
escape el gas metano. Las chimeneas permiten que se fuguen los gases y se evite
una explosión.
En el Citreso hay
unas bandas industriales a las que se les echa la basura, y conforme éstas
caminan, los recicladores separan el cristal, vidrio, hierro, acero, aluminio,
pet, cobre, papel, cartón, plásticos, telas, maderas y componentes
electrónicos.
De las
aproximadamente 50 toneladas diarias de basura que genera Huajuapan, sólo
cuatro son reciclables, lo demás no sirve para nada. La basura de Huajuapan es
muy pobre porque todo mundo pepena antes de que entren los camiones al Citreso.
Hace dos años,
un reciclador podía sacar hasta mil 500 pesos mensuales. Ahorita, una de
esas personas saca alrededor de 600, o a veces menos.
Repito: los
contenedores no son para que se les meta todo tipo de basura, son para que se
les meta la basura basura, o "firso", nada más, y eso en casos de
emergencia.
Para
conocimiento de la administración de Martín Aguirre, en la administración pasada
se llevaba toda la basura basura a una cementera ubicada en Tepeaca, Puebla.
Desde luego que la basura enviada cumplía con ciertas normas: debía estar
completamente seca, ya que Cemex la ocupa para alimentar sus hornos.
La administración
anterior hizo un convenio con los fleteros que van de Huajuapan a Tepeaca para
que se llevaran todos los días un aproximado de 30 toneladas a aquel lugar.
Cada viaje tenía un costo de 2 mil pesos.
El problema que
se tuvo en Huajuapan, fue la metida de basura a unos costalitos, pues si éstos
no iban bien compactados, ocupaban mucho espacio y el tráiler se llevaba mucho
menos de las 35 toneladas de su capacidad.
Casi al
terminar la administración anterior, Cemex dijo que su planta iba a entrar en
mantenimiento, por lo que ya no recibirán más basura. Así que mientras conseguían
otra alternativa para la basura de Huajuapan: hicieron otro hoyo, le pusieron
la geomembrana, y ni a la cuarta parte de
su capacidad, cubrió la basura porque para entonces, ya sabían darle el
tratamiento adecuado de los desperdicios.
Días después, cementos
Cruz azul, de Lagunas, Oaxaca, le dice al Ayuntamiento que está en condiciones
de recibirles toda su basura. El aviso fue tardío porque ya estaban más afuera
que adentro.
No sé si por
ignorancia, por soberbia, o arrogancia, la administración de Martín Aguirre, prefirió
que el pueblo de Huajuapan se hundiera en la basura a preguntar qué tratamiento
se le podía dar a esos desperdicios.
El problema del
Citreso, no debió haber existido. En las condiciones en que se encuentra, es por
puro descuido y falta de interés en Huajuapan.
El Citreso dejó
de ser un centro de tratamiento, para convertirlo en un tiradero a cielo
abierto.
¡Lo que es la
ignorancia!
Twitter: @horaciocorro
Facebook: Horacio corro
horaciocorro@yahoo.com.mx
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