Morales Niño y su quijada de burro
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En política para algunos cuenta la audacia, para otros, la suerte, y para otros más, aprovechar la sombra del jefe, y si no lo creen, pregúntenle al presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de diputados de las 64 Legislatura, César Morales Niño.
En política para algunos cuenta la audacia, para otros, la suerte, y para otros más, aprovechar la sombra del jefe, y si no lo creen, pregúntenle al presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de diputados de las 64 Legislatura, César Morales Niño.
Morales salió de la nada. Era un oscuro reportero,
por cierto, con muy mala redacción, pero con suerte, porque se encontró a un
político que se dejó engañar por su ignorancia, también en la redacción. Así
fue como el Diputado federal Benjamín Robles Montoya, se lo jaló para que le cargara
la maleta. Esa fue su chamba durante varios años.
Seguramente, Robles Montoya fue tan agradecido con esta
persona, que después de ocuparlo como su vocero, lo anotó como candidato a la
diputación local por el distrito 05, con cabecera en Asunción Nochixtlán.
Todos sabemos que en política es importante tener
fondos, dinero para hacer campañas y comprar votos, mover agrupaciones y
sindicatos, así es la democracia mexicana. Morales Niño no contaba con nada de
esto, simplemente fue puesto en la lista como relleno, y ganó por la imagen de
ya saben quién.
Las ofensas que ha ofrecido una y otra vez este
diputado, le vienen de su jefe Montoya. Este último, en una ocasión invitó a
almorzar a unos reporteros, a quienes les dijo que pidieran lo que quisieran. A
una reportera se le ocurrió pedir carne, y cuando el entonces Senador con
licencia recibió la cuenta, le preguntó a la compañera: “oye, ¿así comes todos los días en tu casa?”
La poca cabecita
del diputado local Niño, seguramente ha de
creer que actuar como lo hacía su jefe, es bueno, por eso hoy se le hace fácil insultar a las mujeres, a
los medios de comunicación, a las embarazadas, a pueblos indígenas, y ahora a
los abogados en general.
Ignorante,
primitivo, altanero y escasamente cauteloso, ha querido emular a su jefe, pero
lo ha rebasado en mucho, porque sus palabras se han convertido en campo de
batalla, donde él solito, sin ayuda de nadie más, ha matado a miles de
“filisteos”, algo así como lo hizo Sansón, con aquella quijada de burro.
Este
señor ha ido de escándalo en escándalo. Hoy los abogados le exigen que presente
una disculpa pública, y que si no lo hacía en 24 horas, tomarían otras medidas.
Lo cierto es que ya van más de 48 horas, y según mis cálculos, el diputado
local no lo hará.
Con
esto, lo que puede suceder, es que la gente se enoje, y por lo mismo, expresen
groserías y palabras altisonantes hacia él. Pero después, cuando pase la
indignación, comenzarán a hacer bromas, chistes y memes, que disminuirán el
daño. Ni modo, así somos los mexicanos. Al rato saldrá otro escándalo y asunto
resuelto.
Los
políticos hacen mofa de los ciudadanos con frases que confunden hasta el más
letrado. Saben que el tiempo está de su lado, y sus agresiones o diferencias contra
la ciudadanía serán olvidadas.
Como
seguramente el presidente de la Mesa Directiva no hará lo que los abogados pretenden,
éstos cargarán su medallita de “ruines”, “estafadores”, “saqueadores” y “mentirosos”,
hasta que el tiempo olvide la insolencia.
No
sé si los abogados ya hayan solicitado la destitución de César Morales, como
presidente de la Mesa Directiva del Congreso local, e iniciarle juicio político
y declararlo persona non grata. Pero sea lo que sea, como el legislador del
Partido del Trabajo se saldrá con la suya por soberbio, sugiero que mejor
presenten una iniciativa para que lo sometan a pruebas psicológicas porque de
plano, no le intelige a nada.
Twitter:
@horaciocorro
facebook:
Horacio Corro
horaciocorro@yahoo.com.mx
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