Quién fue más irresponsable
Hace algunos años, hubo
un spot de radio que emitía la Secretaría de Educación Pública con el siguiente
reclamo: “una sociedad con muchos millones de analfabetas, es una sociedad
reprobada”. Y hacía un llamado a participar en una campaña nacional de
alfabetización.
Pero la inmensa mayoría
de reprobados ─supongo que se refería a los que sabíamos leer─, nos hicimos de
la vista gorda. Los millones de ciudadanos que formamos esta sociedad, y que la
SEP nos decía en su anuncio que éramos reprobados, no respondió al llamado. Y
no participó, precisamente, por falta de educación.
Es seguro que mucha
gente, para no participar, puso infinidad de pretextos, como por ejemplo: “si
tuviera un poquito de tiempo participaría”, “pobre gente, cómo me gustaría
ayudarlas”, “…esa es responsabilidad del gobierno”, “apenas si puedo educar a mis
hijos, cómo voy a echarme encima otro”.
Seguramente la SEP, al
no ver respuesta ciudadana, utilizó la pluma y la palabra para restregarle a la
gente su poca “responsabilidad”. Aunque difícilmente puede ser responsable
quien carece de educación o está prácticamente reprobado, como decía el anuncio.
En realidad, la falta
de responsabilidad, como la falta de educación, son dos cosas que nos
empequeñecen. Nos falta educación en lo familiar, en lo académico, laboral,
cívico, artístico, político, y etcétera.
Sobre esto está la
dejadez, la apatía, la indolencia, la desidia, la resignación, la cobardía
social. Es por eso que no sabemos distinguir entre lo que es distracción y
cultura, entre consumismo y bienestar, entre explotación y trabajo, entre
represión y seguridad, entre conformismo y libertad.
Y cuando le dice uno a
la gente, que posiblemente está confundiendo los términos que les acabé de
mencionar, su salida fácil es echarle la culpa de todo al sistema. Ese es el argumento
cómodo que utiliza la mayoría para salir del apuro.
Dentro de esta sociedad
están los que están arriba y los que están abajo. Quienes ordenan y quienes
obedecen. Los manipuladores y los mediatizados.
Los primeros, los
manipuladores, evitan a los segundos, a los mediatizados, a pensar o a desarrollar
su inteligencia más allá de un cierto grado. A estos se les ofrece espejitos mágicos,
cosméticos sociales, para que los primeros, realicen las fantasías de sus
caprichos, y engorden su existencia.
Es lo que hizo López
Obrador con su Consulta al Nuevo Aeropuerto Internacional de la ciudad de
México. Utilizó a la gente, a los faltos de conocimiento técnico en el tema
aeroportuario, para descasar en ellos su responsabilidad, y “conseguir” su preferencia
personal.
Lo curioso es que los
medios de comunicación, sin proponérselo, avivaron la difusión del capricho del
señor López, y una parte de la sociedad ─sus servidores incondicionales─, los
que se creyeron ser sabios en su propia opinión, resolvieron en las urnas el
tema de aviación.
El pueblo es sabio en
sus dichos, pero no en su responsabilidad, son cosas muy diferentes. No sé
quién fue más irresponsable, si los votantes, o López Obrador.
Twitter:
@horaciocorro
Facebook:
Horacio corro
horaciocorro@yahoo.com.mx
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