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miércoles, 7 de noviembre de 2018

Quién fue más irresponsable


Hace algunos años, hubo un spot de radio que emitía la Secretaría de Educación Pública con el siguiente reclamo: “una sociedad con muchos millones de analfabetas, es una sociedad reprobada”. Y hacía un llamado a participar en una campaña nacional de alfabetización. 
Pero la inmensa mayoría de reprobados ─supongo que se refería a los que sabíamos leer─, nos hicimos de la vista gorda. Los millones de ciudadanos que formamos esta sociedad, y que la SEP nos decía en su anuncio que éramos reprobados, no respondió al llamado. Y no participó, precisamente, por falta de educación.
Es seguro que mucha gente, para no participar, puso infinidad de pretextos, como por ejemplo: “si tuviera un poquito de tiempo participaría”, “pobre gente, cómo me gustaría ayudarlas”, “…esa es responsabilidad del gobierno”, “apenas si puedo educar a mis hijos, cómo voy a echarme encima otro”.
Seguramente la SEP, al no ver respuesta ciudadana, utilizó la pluma y la palabra para restregarle a la gente su poca “responsabilidad”. Aunque difícilmente puede ser responsable quien carece de educación o está prácticamente reprobado, como decía el anuncio.
En realidad, la falta de responsabilidad, como la falta de educación, son dos cosas que nos empequeñecen. Nos falta educación en lo familiar, en lo académico, laboral, cívico, artístico, político, y etcétera.
Sobre esto está la dejadez, la apatía, la indolencia, la desidia, la resignación, la cobardía social. Es por eso que no sabemos distinguir entre lo que es distracción y cultura, entre consumismo y bienestar, entre explotación y trabajo, entre represión y seguridad, entre conformismo y libertad.
Y cuando le dice uno a la gente, que posiblemente está confundiendo los términos que les acabé de mencionar, su salida fácil es echarle la culpa de todo al sistema. Ese es el argumento cómodo que utiliza la mayoría para salir del apuro.
Dentro de esta sociedad están los que están arriba y los que están abajo. Quienes ordenan y quienes obedecen. Los manipuladores y los mediatizados.
Los primeros, los manipuladores, evitan a los segundos, a los mediatizados, a pensar o a desarrollar su inteligencia más allá de un cierto grado. A estos se les ofrece espejitos mágicos, cosméticos sociales, para que los primeros, realicen las fantasías de sus caprichos, y engorden su existencia.
Es lo que hizo López Obrador con su Consulta al Nuevo Aeropuerto Internacional de la ciudad de México. Utilizó a la gente, a los faltos de conocimiento técnico en el tema aeroportuario, para descasar en ellos su responsabilidad, y “conseguir” su preferencia personal.
Lo curioso es que los medios de comunicación, sin proponérselo, avivaron la difusión del capricho del señor López, y una parte de la sociedad ─sus servidores incondicionales─, los que se creyeron ser sabios en su propia opinión, resolvieron en las urnas el tema de aviación.
El pueblo es sabio en sus dichos, pero no en su responsabilidad, son cosas muy diferentes. No sé quién fue más irresponsable, si los votantes, o López Obrador.

         
Twitter: @horaciocorro
Facebook: Horacio corro
horaciocorro@yahoo.com.mx

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