Qué difícil es perder a un familiar por COVID-19
Creo que nunca habían despedido a uno de mis familiares por su buen carácter y compañerismo. Fueron muchos los mensajes que le enviaron a través de las redes sociales para decirle adiós.
En una ocasión Freud dijo: “La muerte es algo natural,
incontrastable e inevitable. Hemos manifestado permanentemente la inequívoca
tendencia a hacer a un lado la muerte, a eliminarla de la vida. Hemos intentado
matarla con el silencio.”
Así es, pero desde el punto de vista mexicano, festejamos
a la muerte cada año porque nos creemos inmortales, o tal vez, porque nunca nos
hemos visto en la muerte, y por lo mismo, somos los vencedores. Al jugarle al
invencible, más en estos días de pandemia, es demostrarles a todos que podemos
contra ella.
Esto no es un juego. Muchos creen, incluyendo al
Presidente de la República, que por su desinformación, claro, el virus no
existe, por eso dicen “vamos bien”.
El sábado perdí a dos primos, ellos hermanos de sangre,
Patricia y Hernán, y fue por la pandemia. Se fueron casi al mismo tiempo.
La muerte de estos seres queridos es una experiencia muy
dolorosa. Durante el tiempo que estuvieron en el hospital, oré por ellos. Uno
pide, uno clama, pero cuando el Señor dice: hasta aquí, entonces sentimos que
toda nuestra vida duele. Nos duele la voz, los pensamientos, el alma. Nos duele
la familia, los amigos, y creo que el corazón se aja un poco.
Qué difícil es cuando ni siquiera tienes la oportunidad
de verlos en la cama, y menos despedirte de ellos.
Qué difícil es perder a un familiar por COVID. No es lo
mismo que cuando los tienes en la cama y allí los atiendes. La muerte por COVID-19
es completamente diferente: “se murió”, te lo dice el médico que lo atendió; y
lo crees, sólo porque él te lo dijo. Y horas más tarde recibes sus cenizas.
Entonces debes creer que esas cenizas le pertenecen a tu familiar, y con eso te
quedas, y hasta allí llega el fin de la historia. ¡Qué duro es eso!
Si ya estás en schock por su muerte, tienes que añadirle
la confusión, ya que la información que acabaste de recibir no es lógica.
Prácticamente tu explosión emocional queda neutralizada. Poco rato después se te
presentan los enojos, la negación, el vacío, la desesperación ante lo
invisible, y al final de todo, una profunda tristeza que no te deja llorar
porque tu corazón está agujereado.
Más agujereado siento mi corazón, porque el presidente
Obrador, diariamente inventa distractores para evitar que la gente ponga
atención en la pandemia por COVID-19. Y luego, con ese dicho de que la pandemia
esta domada, sólo porque él lo ha dicho un montón de veces, ha orillado a la
gente a no creer en ella.
La cantaleta esa de “no mentir, no robar y no traicionar
ayuda mucho para que no te de coronavirus”, ha dicho Obrador. Hoy nos damos
cuenta que en la 4T, es donde tienen el mayor número de políticos infectados.
Mis primos, Patty y Hernán, no creo que hayan sido
corruptos para haberse infectado, sin embargo, se fueron, y sin la presencia de
la familia.
Mi hermano Alfredo escribió esto: “Cuando mi prima murió
ayer por la mañana, se acercó a mi primo qué agonizante en su cama, luchaba por
su vida, ella lo tomó de la mano y le dijo "ya no sufras hermanito es hora
de irnos" pero él se aferraba a la vida... no quería irse aún, ella
insistió; "vámonos negrito nos esperan papá y mamá. Ya no sufras, es hora
de partir". Ella lo ayudó a
levantarse de la cama y se fueron juntos, tomados de la mano donde ahora se
reúne con mis tíos a los que tanto amaron siempre.”
Así que, esos que no creen todavía en la existencia de
ese mal, cuídense mucho, y no le jueguen al valiente. Ojalá ustedes nunca
sientan el dolor que duele, porque duele mucho.
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