Más de 80 años de conflictos no se borrarán fácilmente
El problema de límite de tierras entre el municipio de San Martín Peras y la agencia municipal de Santos Reyes Zochiquilazala, no es nuevo. El enfrentamiento a balazos entre los habitantes de estas dos poblaciones, obedece a casi una tradición de más de 80 años que va a ser muy difícil borrar.
En enero del
año pasado, habitantes de Peras asesinaron a dos personas de Zochiquilazala. En
este conflicto intervino el gobierno del Estado, el presidente municipal de
Juxtlahuaca, y lograron darle solución al peligroso problema.
Dos meses
después, el 20 de marzo, se firma un documento entre estos dos pueblos y el
gobernador del estado Alejandro Murat, para poner fin a un conflicto agrario de
años.
La disputa era una línea divisoria de 5.3 kilómetros. El convenio era aceptar 139 hectáreas para cada comunidad, y colocar 34 mojoneras para delimitar las tierras.
En esa firma
de convenio, el Comisariado de Bienes Comunales de San Martín Peras, Francisco
Ramírez Reyes, aseguró que la decisión de su pueblo para poner fin a la
problemática que se tenía, fue muy difícil, y llamó “amigos” a los habitantes
de Santos Reyes Zochiquilazala.
Desafortunadamente,
esa amistad se rompió después de un año cuatro meses, ya que un grupo de Peras,
se opone abiertamente a que se abra el carril divisorio. Para demostrar esa
inconformidad, lastimaron a una persona de Zochiquilazala. En venganza a esa
agresión, los de Zochiquilazala, secuestraron a 13 personas de Peras y los
llevaron a la cárcel de esa agencia municipal.
El sábado 1
de agosto, antes de que se instalara la mesa de diálogo para solucionar este
conflicto, habitantes de Peras se concentraron a un costado del mercado
aviación de Juxtlahuaca, pero con armas largas: cuernos de chivo y R15 a plena
luz del día.
Gente de Juxtlahuaca le pidió el apoyo al Ejército y a la Guardia Nacional, pero estos se negaron a participar. Entonces comenzaron a correr la voz para que nadie se acercara a esa zona, pues podían correr peligro.
En la tarde
noche de este mismo día, se instaló la mesa de diálogo en las instalaciones
municipales de la Unidad de Servicios Integrales (USI), con representantes de
la Secretaría General de Gobierno, de Seguridad
Pública de Oaxaca, y responsables de ambos pueblos en conflicto. Por parte de
las autoridades de Santiago Juxtlahuaca, no hubo nadie, pero el papá del
presidente municipal de ese lugar, Enrique Feria, decidió por cuenta propia representar a su hijo.
Mientras al
interior del edificio se dialogaba, afuera de estas oficinas alternas se
encontraban habitantes de ambos pueblos.
A los
primeros minutos del día domingo inició la balacera con armas de grueso
calibre. Lo curioso es que nadie sabe por qué razón ambos grupos comenzaron a
dispararse.
Algunos
entrevistados le dijeron a este comentarista que afortunadamente sólo
resultaron tres 3 lesionados para el tipo de armas que portaban ambos
pobladores.
Todo parecía
que marchaba bien después de aquella firma con el gobernador: los topógrafos ya
habían marcado la línea y se había comenzado a hacer el carril sobre la misma.
El carril es abrir a cada lado de la línea, 1 metro con 50 centímetros para
delimitar cada zona. Desafortunadamente, Peras, se han negado y seguirá
negándose a aceptar las firmas del 20 de marzo de 2019, aseguran algunos de los
del pueblo contrario.
Los
habitantes de Zochiquilazala recuerdan haber sido un pueblo muy golpeado desde
hace más de 80 años por sus vecinos de Coicoyán de las Flores, y de San Martín
Peras.
Ambos pueblos
fueron devorándoles terrenos, y Zochiquilazala prácticamente fue cediéndolos
porque no quería conflictos, además de que no tenía con qué defenderse.
Las nuevas
generaciones han crecido con rencor y odio hacia sus vecinos por lo que les
hicieron a sus padres; por eso, con el tiempo, se fueron haciendo de armas para
defenderse, así aseguran.
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