Don Manolo y el Día del locutor
Antes de que conociéramos la televisión —pero
se hablaba de ella como algo de otro planeta—, el radio era lo que casi todo
mundo conocía y escuchaba.
Las voces de la radio eran únicas y famosas. Los
nombres de ellas eran conocidos por todo radioescucha. Los aparatos caseros de
ese entonces ocupaban, por su tamaño, bastante espacio en el lugar más
importante de la casa.
Todos querían conocer a los hombres de las voces
más famosas, pero como no existía esa oportunidad, cada quien se imaginaba al
anunciador de mil maneras.
Con el tiempo dejaron de llamarse
anunciadores para reconocerlos con otro término más elegante: "locutores".
Ya para entonces los "locutores" eran los presentadores de los programas,
y además, encargados de ensalzar la belleza de los artículos comerciales. Los
pocos locutores que había en el país, eran casi exclusivos de algunas marcas
comerciales.
Todos ellos eran expertos lectores de
boletines y de guiones. Eran excelentes declamadores. Cualquiera de ellos podía
ser alto o chaparro, albino o renegrido, daba igual, pero lo importante era que
fueran magníficos lectores: tenían un grato timbre de voz y una dicción clara, además,
conocían perfectamente la entonación de las comas, de los dos puntos, de los
paréntesis, etcétera.
Así más o menos empezó la historia de la
locución en México. Dentro de los cimentadores de la radiodifusión en nuestro
país, figura don Manuel Humberto Siordia Mata, quien falleció el día 13 de este
mes de septiembre, justo el día de su cumpleaños y un día antes de la
celebración del día del locutor. Don Manolo, se desempeñó como locutor casi
toda su vida.
Le ofrecieron trabajar en la XEW pero no aceptó
por temor a las grandes voces que allí se desempeñaban, por eso lo mandaron a
la XEB la B grande de México. La B grande, es considerada la estación más
antigua de México. Ahí también había
grandes figuras, y dentro de ellas estaba la de don Manolo.
De México regresó a la ciudad de Oaxaca donde
usó los micrófonos de diversas estaciones de radio. Y durante 17 años condujo
los noticieros de La grande de Oaxaca. Aquí es donde don Manolo me invitó a participar
como comentarista. Estuve con él durante 8 años ininterrumpidos hasta que llegó
un nuevo gente y me puso de patitas en la calle.
Don Manolo luchó mucho para que se me
contratara nuevamente pero el gerente ni siquiera nos recibió juntos.
Pero no fue en la única empresa que participé
con él, también en un noticiero por televisión. Ahí hacía lo mismo, como
comentarista pero todo era en vivo. No cabe duda que de él aprendí mucho, y me
obligó a esforzarme cada vez más.
Don Manolo tenía el poder de expresar con una
palabra un consejo, hacer llorar con una historia o sacar una carcajada con un
chiste. Él nunca trabajó de locutor, él era locutor. Era como si cargara algo impreso en sus genes que lo
obligaba a hacer lo que siempre hizo desde los 17 años de edad: desempeñar su misión
en la radio.
Adiós don Manolo.
Twitter: @horaciocorro
Facebook: Horacio corro
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