A partir de que comenzaron las campañas
electorales, coincidentemente, mi cuenta de Tuiter tuvo un incremento
significativo en el número de seguidores.
Algunos de ellos parecen ser personas
reales por su número de seguidores, el número de tuits que han emitido, y por la
cantidad de meses que llevan manejando su cuenta. Otros son diferentes, primero,
porque no tienen ilustración del rostro o cuando menos un avatar. La mayoría de
esas cuentas sólo presentan un huevo como identificación visual. No se requiere
mucha sabiduría para estar al tanto que la mayoría de ellos son troles.
En el internet y en las redes sociales,
se trata de una persona, o una cuenta, que se dedica a agredir, a difamar o a
engañar con una identidad falsa. La principal intención de estos, es la de
molestar con comentarios fuera de todo contexto, pero que llevan el propósito
de causar dolor no sólo al remitente, sino a la familia también.
Estos troles que se han empeñado en
seguirme en los últimos días, tienen el propósito, o se preparan para lanzar
campañas, tal vez ofensivas o cuando menos molestas durante las contiendas
electorales.
Otros compañeros periodistas me han
comentado que también en sus cuentas han registrado este fenómeno. El objetivo
en esta campaña será la de persuadir o presionar de alguna manera para que
alguien resulte favorecido.
Desde luego que hay de troles a troles,
pero la mayoría se dedica a hacerles la vida imposible a los candidatos,
principalmente, para derrotarlos psicológicamente. A veces colocan la
fotografía de su rostro sobre imágenes pornográficas y las hacen circular por
la red.
Otros más reciben mensajes con la
dirección de su casa y la amenaza de que va a ser asaltada. O en otras
ocasiones lo invitan a suicidarse o cosas por el estilo.
En el 2012, Barack Obama fue el primer
candidato que utilizó las redes sociales para desarrollar su campaña política,
y desde donde pudo reunir 504 millones de dólares.
Cuatro años más tarde, Donald Trump,
superó por mucho a Obama, utilizando sólo el Tuiter, pero no para reunir dinero,
sino para pedir el voto de forma directa al electorado. Así evitó tocar a los
medios de comunicación que hasta la fecha los detesta.
La mayoría de los políticos aspirantes
a cargos de elección popular, saben que las redes sociales son muy importantes,
pero la mayoría de ellos no sabe manejarlas. Algunos creen que solo sirven para
enviar y recibir mensajes oficialistas, cuando en realidad, a nadie le interesa
eso.
Quien sabe muy bien qué efecto puede
tener cada mensaje, es Donald Trump. Sabe que lo que escriba definirá la agenda
política internacional, y que entre más escandalosos sean los textos, serán más
eficaces para motivar a periodistas y enfurecer a sus enemigos.
Enrique Peña Nieto, nunca utilizó las redes
sociales. Para él fue más importante la televisión.
Hace tres años, Gabino Cué Monteagudo le pedía a
los aspirantes a la presidencia municipal o a la diputación local, que tuvieran
un número importante de seguidores en tuiter, pues creía que eso podría definir
el gane electoral del candidato. Pero para desgracia de los aspirantes, muchos
de ellos ni a cuenta llegaban.
En las campañas de hoy, han surgido un montón de
cuentas de los aspirantes a los diversos cargos de decisión electoral, lo que muchas
veces quiere decir, que los mismos aspirantes siguen sin tener idea del poder que
tienen las redes sociales.
No cabe duda que los tiempos han
cambiado, pero ante el analfabetismo de muchos políticos, principalmente
candidatos, ante su desesperación, crean sus troles, a través de los cuales
piensan derrotar a su contrincante con difamación y otro montón de tonterías. Traducido
esto, quiere decir, que sus intenciones no son nada buenas para los próximos
días.
Es probable que tengamos unas campañas extremadamente
sucias, y que tal vez, la decisión no sea tomada en las urnas, sino en
internet.
Twitter: @horaciocorro
Facebook: Horacio Corro
horaciocorro@yahoo.com.mx
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