La corrupción y la policía destruyen a Oaxaca
A
estas alturas cualquier propuesta para combatir la corrupción resultaría
ingenua.
Después
de los sismos más fuertes que azotaron a la entidad oaxaqueña, se comenzó a
descubrir algo que todos ya sabíamos, solo que no teníamos identificadas las
huellas de esos desvergonzados.
Dentro
de esas listas están expuestas las entrañas de diputados, policías, alcaldes,
etcétera, que decidieron robar en vez de solidarizarse con el pueblo.
En
Oaxaca, ni partidos políticos ni funcionarios de primer nivel han entendido que
no puede haber algo más importante para la gobernabilidad, que respaldar principalmente
a la ciudadanía en desgracia.
Pero
como en Oaxaca cualquiera puede hacer lo que sea porque no se cuenta con una
fiscalía poderosa, capaz de inhibir y sancionar las raterías, o las desviaciones,
o el cicateo de las despensas al pueblo, para nadie hay castigo.
Sí
Oaxaca tuviera una fiscalía de vanguardia, la presidenta perredista de
Juchitán, Gloria Sánchez López, no se hubiera adjudicado un millón de pesos que
era ayuda por los sismos, ni hubiera desviado las despensas que tenían que ser
entregadas a los damnificados.
Tampoco
el presidente municipal de Huajuapan hubiera escondido todas las toneladas de
ropa, cobijas, casas de campaña, etcétera en el edificio de Protección Civil, y
donde ni a los mismos regidores se les permitía entrar.
Por
toda la libertad que existe, la corrupción ya superó todos los límites. Ahora
cualquiera se puede titular y presumir que se es corrupto, porque parece que
este nivel da status a quienes la ejercen.
Los
políticos oaxaqueños, principalmente, saben que les tocó vivir en una nueva
pista donde les permite hacer lo que se les venga en gana.
Hace
días, un reportero le preguntó al titular de Seguridad pública Raymundo Tuñón
Jáuregui, sobre los robos que la policía estatal realizaba en la región de
Tuxtepec. Éste pidió pruebas, y pocas horas después se le mostró al oficial naval
que tiene liderazgo y experiencia en el ejercicio del mando –así dice en su
curriculum–, el video donde 15 elementos de su Secretaría asaltaban en el
rancho “La engorda”.
Más
tarde, elementos de la policía estatal compartieron en las redes sociales su
posicionamiento para desligarse del grupo de asaltantes de la región de
Tuxtepec, y acusan directamente al Secretario Raymundo Tuñón, de ser el anfitrión
de esos delincuentes, pues aseguran que él los invitó a colaborar en la Secretaría
a su cargo.
La
pregunta sería: cómo es que el gobernador Alejandro Murat conoció a este
personaje, pues hay que recordar que por naturaleza, todos buscamos personas
afines a uno mismo. Nadie busca como amigo a una persona que no sea de las
particularidades propias de la vida. Si eres malo vas a buscar amigos malos,
obvio. O lo contrario.
Entonces,
¿cómo es que el gobernador de Oaxaca pudo reunir a éste y otros servidores
públicos que llevan una vida de escándalos y que dejan en ridículo a la
entidad?
Sabemos
que los funcionarios que fueron electos por el pueblo, son los mismos que los
ciudadanos reclamaron su estadía en esa responsabilidad, pero para que éstos no
rebasen su autoridad, debe disciplinarlos la fiscalía, sujeción que no existe.
Pero
en el caso de Raymundo Tuñón, ¿quién se lo impuso a Murat para que nos diera
seguridad con esa clase de elementos?
Si
alguien se lo aplicó a la fuerza, entonces, ¿dónde está el liderazgo del
gobernador? ¿Ustedes creen que con este Secretario de seguridad pública podemos
seguir confiando en nuestras autoridades? Yo tampoco.
Twitter:@horaciocorro
Facebook: horacio corro
horaciocorro@yahoo.com.mx
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