No cabe duda que cuando se habla del reparto de las diputaciones federales o senadurías, es una verdadera pachanga.
Medio mundo se siente cuatísimo de todos los que supuestamente ocuparán una federal, y hasta prometen a sus cuates, llevarlos a ocupar sitios envidiables, no para contar morralla, sino billetes.
Conozco casos, que en esas pláticas han llegado a los manotazos por querer imponer en una diputación o en una senaduría a uno de sus amigos.
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